ESPERANDO A MI DADDY. Cap 2

LA HISTORIA DE JESSICA (SUMMER-1995)

Friday, June 23, 1995

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Friday, June 23, 1995

El curso se da por concluido para todas las chicas del internado, lo que se evidencia porque a lo largo del día han salido muchas maletas por la puerta, para subirse al coche de alguien que ha venido a recoger a su propietaria y algunas no volverán, mientras que la mía continúa vacía y guardada en el armario como en años anteriores. De hecho, incluso sorprende que tenga una maleta, ya que nunca la he utilizado. Sin embargo, éste no será otro verano más en el internado, dado que ahora estoy tranquila porque no contaré los días que me quedan hasta que me marche; me quedo durante unos cuantos años más y, como Ana me ha dicho, mi presencia será una revolución, dado que hasta ahora ninguna chica con más de catorce años se había quedado en el internado y por lo tanto es una situación novedosa. Hará que para ciertas cuestiones el internado madure conmigo, plantearé problemas que hasta ahora les resultaban demasiado distantes, aunque, de todas maneras, hay chicas mayores que vuelven de visita algún que otro fin de semana, pero yo estaré todos los días y me sentiré un poco fuera de lugar. A pesar de todo, Ana está decidida a que estos años de mi adolescencia sean lo más normales posibles, para que supere mis agobios y obsesiones, dado que esa es una de las razones por las que ha insistido para que me quedase. Me tendrá vigilada para que no cometa ninguna de mis tonterías, porque su gran temor es que, si me fuese interna a un high school, como mis compañeras, perdería todo lo que he conseguido hasta ahora.

El domingo pasado fue el Father's Day, lo que de algún modo se utilizó como excusa para celebrar el final de curso antes de la despedida. Se supone que este fin de semana será un poco loco con eso de que casi todo el mundo se marcha. Para mí lo ideal hubiera sido que Daddy hubiera aparecido por la puerta y avisado que también me iré esta tarde. Sin embargo, fue como todos los años, sin novedad, lo que me dejó un tanto apática y sin ganas de nada. Aún así, participé de la fiesta junto con las demás porque en cierto modo era la última que celebré este día con Jodie y Brittany. Supongo que me apetecía más celebrar la llegada del verano, aunque no tanto el hecho de que otro año más me quedaré sola. De ahí que no sé si tiene mucho sentido que el Father's Day se celebre en estas fechas.

Tal vez lo más destacado de este comienzo de las vacaciones sea que el lunes a primera hora vienen los albañiles. No sé de dónde han sacado el presupuesto, pero habrá obras de rehabilitación en el edificio. Tampoco es que el edificio de caiga a pedazos, pero es tanta gente la que pasa por aquí que cada cierto tiempo conviene que se hagan algunas reparaciones para que no nos encontremos con goteras a mediados de diciembre, cuando aprieta el frío y el internado está ocupado. Los albañiles vendrán en estas fechas porque no hay nadie. En principio tan solo nos quedamos Ana y yo, porque no me puedo quedar sola y tampoco quiero ir a ninguna parte, salvo que Daddy venga a por mí. En cualquier caso, supongo que ya tengo una excusa para que nos pasemos el día en Carson Beach, de manera que nuestra presencia no moleste a los albañiles, aunque Ana me ha recriminado que a veces me paso de lista, ya que me agarro a lo que sea cuando me insinúan cualquier posibilidad de llevarme lejos, pero cuando me mencionan la playa mi único empeño es saber que no volveremos demasiado pronto. En realidad mi interés por la hora de regreso es para asegurarme que de verdad me llevan a Carson Beach y que no se trata de un truco, a media tarde quiero estar de regreso en el internado por si Daddy hubiera llamado o se presentara.

Según Ana, en la cultura latina, cumplir 15 años es muy importante. Por lo que, como se considera que soy una chica de ascendencia latina, hispana, el próximo curso se celebrará en el internado una gran fiesta donde yo seré la protagonista. Ana me lo ha dicho, “Friday, June 21, 1996”. El año que viene, estoy invitada a mi propia fiesta de quinceañera, que no será una fiesta sorpresa porque seré la encargada de la organización, de manera que tengo un año para recabar información al respecto y sobre todo para que ese día acuda alguien más invitado, dado que en vista de lo extenso de mi vida social, si acude alguien de fuera será porque está de paso o se ha equivocado de fiesta, aunque de momento ya cuento con la asistencia de todas las chicas que estén en el internado en esas fechas, un día en que como hoy la mayoría pensará más en las vacaciones que en mi fiesta. En todo caso, la única limitación, aparte del coste, dado que el presupuesto anual del internado no incluye este tipo de eventos, es que la presencia de los chicos invitados no supere al de las chicas, entre las que incluyo todas y cada una del internado con independencia de su edad.

El tema de la fiesta tampoco se queda a mi elección, aunque la fiesta se celebrará esté o no de acuerdo, por eso es una excusa para que tenga más sentido el hecho de que me quede en el internado estos cuatro años. La fiesta se ha de centrar en algo relacionado España. Se admite que sea una fiesta playera o tipo discoteca siempre y cuando quede patente que es algo que me tomo en serio. Además, como el curso que viene estudiaré la asignatura de Spanish I, sin que mi apetencia importe, si decido que durante la fiesta ese sea el idioma que se hable, nadie pondrá objeciones al respecto. Es decir, la fiesta será relativa a España o a su idioma. Se admite una fiesta hawaiana, si se habla en español. Lo cierto es que tampoco me complicaré demasiado con ello. Ana sabe que no me agradan ese tipo de fiestas y menos aún si me convierto en el centro de atención, ya que parece que esa es la expectativa. Es una trampa, un truco para que no tenga escapatoria y aprenda por las malas lo que me causa recelo por las buenas. Sin embargo, como sabe que no hay otra opción, por mucho que refunfuñe, al final habrá fiesta y será tal y como ella espera que sea, mi único mérito es que seré la homenajeada.

¿Cómo se organiza una gran fiesta con poco presupuesto? Supongo que Ana no esperará que me gaste los $80 mensuales en un evento que no me entusiasma demasiado. Aparte que creo que ese dinero es más provechoso, si lo guardo para cuando vaya a la universidad, incluso para cuando sea mayor y ya nada me impida que busque alguna pista sobre Daddy, ya que, aunque me haría mucha ilusión, no espero que la fiesta sea una excusa para ocultar el hecho de que éste venga a por mí o le estén buscando. Daddy ahora no tendrá más que 21 años y la verdad es que imagino que no querrá hacerse cargo de una mocosa impertinente como soy yo. Yo sí querría que lo hiciese, pero entiendo que no sea tan sencillo como parece, no me soporto ni aguanto yo misma muchas veces, por lo cual, si Daddy viniera a por mí creo que a los cuatro días me mandaría de regreso porque le habré vuelto loco con mis tonterías. Aparte que si él es tan joven como supongo, no me parece que le consideren un padre tan apto y responsable. Hay mucho chico malo por el mundo y habrá quién sospeche que Daddy es uno de ellos, a pesar de que yo piense que es un chico estupendo, pero pienso eso de él sólo porque creo que es mi padre. En general, mi opinión sobre los chicos no es tan favorable.

Ana me ha dicho que en la fiesta tiene que haber una tarta a mi gusto y de un tamaño proporcional al número de invitados. Según eso, si me gasto dos quart en la pastelería del barrio, seguro que me sobra dinero. Sin embargo, como las chicas del internado asistirán a la fiesta, supongo que será preferible que prevea su glotonería y las contadas ocasiones en que entran las tartas y los pasteles en el internado, fiestas de cumpleaños y fechas muy especiales del calendario cuando hay dinero en el presupuesto. Lo normal es que los dulces sean un regalo de las familias de acogida o de aquellas personas que hacen sus aportaciones a nuestra manutención, gente altruista de la parroquia e incluso de Boston. Ana y Monica prefieren que el dinero se destine a algo más provechoso. Reconozco que soy algo golosa y que, si me dan la oportunidad, no me importaría que ese día hubiera una gran tarta, pero supongo que será acorde con el evento y cuanto menos apetitosa me parezca menos me incomodará que se la coman los demás. Lo cierto es que las fiestas en el internado no se caracterizan por la originalidad de las tartas ni porque nosotras tengamos mucho que decir al respecto. Ya que se tratará de mi fiesta y se supone que celebraremos mis quince años con dos meses de retraso, nada me impide que sueñe un poquito y espere una de esas tartas de as películas, de cuento de hadas, de las que ya me relamo con sólo pensar en ello.

Si hay tarta, también habrá una misa ,por eso de santificar las fiestas, aunque por suerte se espera que participen otras chicas de la parroquia, ya que no soy la única chica latina de los alrededores y este tipo de acontecimientos no sólo me afecta a mí, de ahí que la fecha escogida no sea la de mi cumpleaños. Se celebrará casi como si repitiera el sacramento la Confirmación, para lo que se supone ya llevo algún tiempo con la catequesis. Dicho de un modo un poco más drástico, el año que viene será la primera vez que se confirme una de las chicas del internado y ello se convertirá en un acontecimiento especial para todo el mundo, aunque no creo que después de mi marcha se permita que otra siga mi ejemplo y se queden. Mi caso es excepcional y por decisión de Ana, de tal manera que motivos no le faltan para que la ceremonia sea tan relevante como se espera. Incluso puede que sea la ocasión para que la existencia del internado sea más conocida por la gente de Medford y los alrededores de Boston, que no le suceda como algunos padres, que se sorprenden cuando les dicen que el St. Francis dispone de una casa de acogida para chicas, como si se mantuviera en secreto cuando la verdad es que la gente de Fulton St. se encuentra con nosotras todos los días.

 

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